Norman Rockwell "Le connoisseur" de 1962
Recientemente estoy encontrando muchos ejemplos de debates acerca de un tema que tocamos con frecuencia aquí, el tema del Aarte (ya sabéis, la mayúscula o minúscula es cosa de cada cual).
El último en el diario Público donde Rafael Reig opina acerca de qué considera el arte o no:
DERECHO A RÉPLICA (12/4/09) : blogs.publico.es/rafaelreig
(…) El arte funciona gracias a un núcleo de mandarines que adjudican valor a unos y se lo niegan a otros. Si se les piden explicaciones, responden con zarandajas esotéricas, condescendencia y cerrado espíritu de cuerpo: la gente corriente, la masa (en rebelión) no estamos a la altura del arte moderno, nos falta sensibilidad y educación.
(…) Como decía Ortega, ser impopular es el "destino esencial" de un arte que "divide al público entre dos clases de hombres: los que lo entienden y los que no lo entienden". Es arte para los selectos, una "sensibilidad dominada por un asco a lo humano", una pintura ante la que la masa "cocea y no entiende". Para mí, La deshumanización del arte (1925) aún explica bien este arte deportivo. "El triunfo del deporte significa la victoria de los valores de la juventud", y por eso "no hay duda: entra Europa en una etapa de puerilidad", "un tiempo de varonía y juventud", es decir. el fascismo. Ortega aseguraba que, ante estos artistas, "cabe hacer una de dos cosas: o fusilarlos o esforzarse en comprenderlos. Yo he optado resueltamente por esta segunda operación". Yo aún dudo.
Quiero apuntar algunas cosas:
En primer lugar sí, la masa tiene falta de sensibilidad y educación. No podemos pretender que nos den todo el discurso artístico pasado por la batidora, hay que aprender a masticar también.
En segundo lugar creo que “ser impopular” puede ser, tristemente, uno de los propósitos del arte actual, al menos de una parte de él. Aunque no creo que sea el fin esencial, sí creo que es preocupante la necesidad de contracorriente, de outsider de algunos artistillas actuales (no digo contracorriente en el sentido de descubrir nuevos caminos, sino en sentido de ser un chico malo porque sí; la pose, la foto y la tontería por bandera). De todo ha de haber.
En último lugar el chascarrillo del fusilamiento me parece de una gilipollez supina, así que evito el embiste.
Pero todo esto me está dando que pensar, darle a la maquinaria (que diría Vicentín) y creo que podemos dividir fundamentalmente en tres las corrientes por las que se mueve el Aarte moderno: La autoestética, la moralizante y la artesana. En un próximo post desarrollo mis desvaríos...